Conferencias motivacionales | Cómo impactan positivamente al ambiente de una organización

Anteriormente en este blog hablamos de los elementos que conforman el clima organizacional y de la manera en que la manipulación de estos puede influir de manera positiva en el desempeño del equipo de trabajo, así como impulsar su desarrollo laboral y personal. En esta ocasión hablaremos exclusivamente de uno de estos elementos -la motivación- y abordaremos la manera en que actividades como las conferencias motivacionales contribuyen a mantener al personal con una buena disposición hacia al trabajo, algo que resulta imprescindible para el alcance de sus objetivos dentro de la organización.

Como recordarás, algunos de los elementos más importantes para la creación del clima organizacional es la administración de recursos humanos, los estilos de liderazgo, la estructura de la organización, los aspectos individuales de cada miembro del equipo, las dinámicas grupales que se realicen dentro de la organización y, por supuesto, la motivación. La suma de estos elementos conforma el llamado clima que tiene cierta estabilidad a pesar de que atraviese por cambios resultado de las diferentes situaciones a las que se enfrentan los miembros de la organización y la organización misma. Además, tiene un fuerte impacto en las actitudes y comportamiento de los miembros del equipo, así como en el nivel de identificación y compromiso que desarrollan. Es decir, cumplen un papel definitivo en la consolidación de una identidad organizacional.

Es por todo esto que en cualquier entorno se deben evaluar estos elementos y manejarlos de acuerdo al tipo de clima que se desee crear, ya sea autoritario o participativo. En términos generales, se identifica que un clima autoritario, ya sea bajo un sistema explotador o paternalista, no tiene efectos positivos sobre el modo en que se desarrollan las situaciones al interior de la organización. Por ello se recomienda crear un clima participativo, que por su estructura más flexible y mayor atención a las necesidades individuales del equipo de trabajo, es considerado más sano.

Ahora, hablando específicamente de la motivación como uno de los elementos constitutivos del clima organizacional, se pueden implementar diferentes estrategias para fortalecer este aspecto a nivel personal en los miembros del equipo, como conferencias motivacionales y coaching empresarial. La motivación es considerada como un aspecto de gran importancia para el desempeño del ser humano en las diferentes esferas que componen su vida y determina sus acciones o conducta. La motivación guarda una estrecha relación con las razones que impulsan una conducta, respondiendo al por qué y al cómo se acciona ante determinadas situaciones. El término es empleado para referirse al proceso que el individuo experimenta a nivel interno, que lo impulsa a actuar de tal o cual manera ante la fuerza de un conjunto de estímulos en una situación específica.

Este proceso depende tanto de factores biológicos como sociales y se compone tanto de necesidades y deseos, como de expectativas e incomodidades. Asimismo es uno de los motores del proceso de aprendizaje y el alcance de objetivos, razón por la que en cualquier organización en que se busque crear un clima saludable que contribuya al desarrollo laboral y personal de quienes la integran, debe trabajarse con las fuentes de motivación y manejarlas a su favor.

Con fuentes de motivación nos referimos a todos aquellos estímulos que hacen que una persona se active, es decir, los estímulos que lo impulsan a la acción. Las fuentes de motivación pueden clasificarse en internas, como la historia genética, las variables psicológicas y la historia personal, y en externas o ambientales, los estímulos que ejercen influencia sobre el individuo desde el exterior. Al tratarse de un proceso dinámico, la motivación puede presentar cambios, en intensidad y en dirección en cualquier momento, pero es posible utilizar diferentes herramientas para conducir estos factores y mantener al individuo activo. En este punto conviene mencionar que a lo largo de la historia se han planteado diferentes teorías de la motivación, según las cuales existe un nivel de motivación primario y uno secundario.

Se ubican dentro del nivel primario las acciones encaminadas a cubrir las necesidades básicas, como el respirar, beber y comer, es decir, aquellas imprescindibles para la supervivencia. Dentro del secundario se encuentran las necesidades psicológicas y sociales, tales como el desarrollo personal, el éxito y el afecto. Únicamente cuando el individuo ha satisfecho el primer nivel puede comenzar a plantearse cubrir el secundario. Algo que se debe tener en cuenta al momento de elegir las estrategias para mejorar el nivel de motivación al interior de cualquier organización. En futuras ocasiones hablaremos a mayor detalle de las teorías de la motivación existentes planteadas por Maslow y McClelland, y la teoría de los factores de Herzberg enfocado al ambiente laboral.

De todo lo anterior podemos resumir que la motivación es el factor que define la intensidad de las fuerzas que impulsan a los individuos a la acción, relacionados con una serie de aspectos tanto biológicos como culturales que se encuentran en constante cambio, razón por la cual se considera que la motivación es un proceso dinámico. En este proceso entran en juego las necesidades de supervivencia, los deseos, las expectativas, las incomodidades y las tensiones, procesos fisiológicos, intelectuales y psicológicos que en el entorno laboral influyen en el nivel de compromiso del individuo para trazar y alcanzar objetivos y al mismo tiempo en el clima general de la organización, y por tanto, en el nivel de motivación de otros miembros del equipo de trabajo.

Gracias a que la motivación no únicamente se relaciona con impulsos inconscientes, sino que también con impulsos conscientes, es posible modificar la manera en que todos los elementos que intervienen en el nivel de motivación están correlacionados y así crear un clima más saludable para el trabajo. Para ello se pueden hacer uso de diferentes actividades grupales e individuales, dentro de las que figuran las conferencias motivacionales y los procesos de coaching, a través de los cuales se brinda a los participantes las herramientas adecuadas para permitirles conocer sus mecanismos de motivación. Esto con la finalidad de apoyarlos a mantener un alto nivel de respuesta ante los estímulos que resulten favorables para su desempeño al interior de la organización, y al alcance de sus objetivos de desarrollo personal y profesional.

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