Me preguntó en ocasiones si realmente vale la pena continuar con la publicación de contenidos en este blog, los cuales están enfocados en motivarte y ayudarte a lograr tus objetivos. ¡Hola! Soy Ricardo Garzamont, tu coach motivacional, y en esta nueva entrada de platicaré cuál es mi respuesta. ¡Comencemos!
Recuerdo una historia que me contaron hace muchos años y que quiero compartirte (como lo he hecho en varias mis conferencias en Monterrey) para que aprendas algo valioso de ella. Hace tiempo se encontraba un escritor sentado en la playa, el cual intentaba concentrarse para crear contenidos para un libro que escribía desde hace meses. Ve de pronto a una persona a lo lejos: se trataba de un joven que se movía de forma curiosa e irregular, como si bailara de un lado a otro.
El escritor se levantó y acercó poco a poco al joven. Se percató de que recogía estrellas marinas que habían quedado varadas en la arena; las cogía con las manos y las arrojaba de regreso al mar. Le pareció extraña tal escena, pues la arena estaba repleta de estrellas debido a que había bajado la marea. Al acercarse al joven le preguntó «¡Oye! ¿Qué haces?». El joven respondió «recojo y salvo estrellas de mar». El escritor rio y dijo: «¡Estás loco! ¡Nunca vas a terminar! ¿De qué sirve que las regreses si no vas acabar? Hay miles de ellas en la playa y te será imposible ayudarlas a todas».
El joven no le hizo caso, agarró otra estrella y la arrojó hacia el mar. Volteó después a ver al escritor y le dijo «para esa estrella valió la pena mi intento», tras lo cual continuo su labor. El escritor, sorprendido por la respuesta del joven, regresó donde se hallaba sentado con la intención de escribir su libro. Sin poder concentrarse, se dirigió esa noche a su cama con las palabras del joven en su cabeza.
El escritor, al día siguiente, se levantó y dirigió a la playa, en la cual encontró nuevamente al joven que arrojaba estrellas al mar. Se acercó a él, lo miró fijamente, se agachó para coger una estrella, y comenzó a ayudarlo en su misión de devolverlas al océano. ¿Qué es lo que quiero que aprendas con esta historia?
¿Qué será de estas estrellas? Quizá no todas se salvarán, pero para aquellas que pudieron ser ayudadas, valió la pena el intento. Te comparto lo que muchas veces, durante estos cuatro años y medio, me suelo preguntar con estas publicaciones de blog o en mis programas de coach motivacional: ¿realmente valdrá la pena seguir con su redacción? Desconozco si mis palabras podrán llegar a ti u otras personas. Si llegan, no sé si realmente puedan causar un impacto y muevan a quienes las leen, desconozco si te llegarán de alguna manera y tocarán fibras en tu vida para que logres ser mejor y consigas inspiración interna.
Me he preguntado muchas veces si valdrá la pena seguir con esto. Estas palabras las publico para ti que me lees. No sé si solamente me lees tú o miles de personas, si abren mi blog, descargan el texto y no le leen. No lo sé, y la pregunta me la hago constantemente, sin embargo, mi respuesta a ella es la misma, y recurro precisamente a la historia que te conté y escuché hace muchos años, la cual me ha ayudado en la creación de hábitos positivos.
La primera vez que escuché la historia fue del exrector del Tec de Monterrey, Rangel Sostmann. Le agradezco por esta anécdota que suelo compartir en mis programas de coach motivacional, y que recuerdo cada vez que me preguntó: ¿para qué hago este blog? Me hago la cuestión porque no recibo siempre la respuesta de la gente. Ofrezco mis palabras con el deseo de que lleguen a ti y te aporten algo, sin embargo, pocas veces recibo comentarios de la gente, por ejemplo, «¡Oye! Muchas gracias por lo que dices».
Insisto, mi respuesta es siempre la misma: publico esto para ti que lees. Si con mis episodios he logrado un cambio en ti o en otra persona, para ustedes valió la pena y por ello sigo con mis publicaciones cada mes, y busco temas constantemente para tocar fibras e inspirar de alguna forma. Es la manera en que puedo aportar un granito de arena para que puedas cambiar tu vida por completo.
Me han llegado, en efecto, muchísimos testimonios de personas que me leen y me dicen «¡Ricardo! De verdad lo que dijiste en tal publicación me cambió la vida; hoy estoy diferente y mi familia me ve de manera distinta». Quisiera ver más de esos testimonios no para alimentar mi ego o solo por verlos, sino para saber que existen, que realmente han valido la pena para alguien y que mi esfuerzo ha dado frutos. El nombre de esta entrada es por ello «el poder de tus acciones».
Todo lo que haces en tu trabajo diariamente, con la venta de tus productos y servicios, vale la pena. Tus acciones son verdaderamente valiosas y tienen poder si logras cambiar positivamente la vida de una persona. Cualquier actividad que hagas, si ha repercutido en algo, con solamente eso ha valido la pena. Te invito a no detenerte a pesar de que no veas todos los resultados o los veas uno a uno. No te detengas porque para alguien valdrá la pena las acciones, productos o servicios que ofrezcas. Ese es el poder de tus acciones, pero no todas, solamente las positivas.
Quiero que así como yo recuerdo la historia de las estrellas de mar, la recuerdes también toda tu vida cuando dudes o quieras darte por vencido de dar un servicio, un apoyo o vender un producto. Cuando estés por resignarte quiero que pienses en esa única o dos, tres o miles de personas que gracias a ti se han beneficiado. Si me lees y de alguna manera he logrado aportar algo en tu vida, el tiempo invertido en escribir habrá valido la pena. ¿Por qué? Porque tú vales para mí la pena, y como siempre lo digo, te mereces lo mejor.
Soy Ricardo Garzamont, uno de los conferencistas más comprometidos con su público, y espero esta publicación haya llegado a ti y te sirva para que logres tu éxito personal y profesional. Si deseas saber más sobre mis servicios contáctame al número (81) 8220 9206. ¡Nos vemos pronto! Mientras tanto, Sueña, Vive, Realiza… Te mereces lo mejor. ¡Muchas gracias!
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