La confianza es una actitud indispensable para el crecimiento y desenvolvimiento de cualquier empleado o líder de negocios; sin embargo, confiarse demasiado no siempre es bueno. ¡Hola! Soy Ricardo Garzamont, experto en conferencias en Monterrey y esta ocasión te mostraré por qué no siempre es bueno tener tanta confianza, lo que contradice la creencia popular. ¡Comencemos!
Probablemente, me dirás: Ricardo, ¿quién te entiende? Primero me dices que confíe en mí y, ahora, dices que tanta confianza no es buena. Confiar es necesario para cualquier proyecto, pero se corre el riesgo de presentar el síndrome de «Ya la hice». Alguien me comentó sobre este síndrome y, específicamente, hablaba sobre una competencia de futbol entre Pumas y Cruz Azul, donde el último resultó vencedor en el primer partido, pero los Pumas le dieron la vuelta en el partido de regreso.
Este caso se relaciona con el síndrome de «Ya la hice». ¿Pero qué significa? Se refiere a los casos donde las personas bajan los brazos porque consideran que ya han logrado una meta, aunque aún no llegan a ella. Es probable que conozcas vídeos de personas que creen tener el primer lugar y festejan de antemano, no obstante, son rebasados por alguien, que pone todo su esfuerzo y resulta ganador. Son un ejemplo de este síndrome, que es uno de los principales asesinos del éxito.
¡Cuida que este síndrome no te afecte! Eso no significa que no y mantengas una mentalidad ganadora, sino que no celebres de antemano ni sientas plena seguridad por algo que aún no tienes. Algunos le llaman «el mal del bono», que aplica para las personas dedicadas a las ventas. Ocurre que les va bien y venden mucho, pero dejan de vender, esforzarse, generar y buscar prospectos, y en pocos días batallarán nuevamente
¡No te confíes! Es algo que enseño siempre en mis conferencias en Monterrey. Pese a que sientas que ya la hiciste, no dejes cabos sueltos ni permitas que tu falta de concentración arruine lo que ya crees ganado. Recuerda: del plato a la boca se cae la sopa. No pierdas la atención en todo momento para obtener lo que deseas.
Me he percatado durante mis conferencias en Monterrey que, en ocasiones, iniciamos bien el mes, lo que nos incita a relajarnos un poco, no obstante, al terminarlo vemos que no llegamos como quisimos. Cuida ese detalle y procura que los reposos sean breves, además mide sus impactos para saber cuándo afectan y cuándo no.
Considero que nunca debemos dejar de esforzarnos y hacer lo necesario para llegar a nuestras metas. Cuando menos lo pensemos, el síndrome de «Ya la hice» llegará y dejarán de esforzarse sin lograr por completo una meta. ¡No dejes de patalear! ¡No dejes de pedalear! La última patada en cualquier competencia es la que puede darles la medalla de oro o una de menor valor. Evita que ese síndrome te afecte en lo profesional.
A veces, creemos que vamos bien en lo personal, por ejemplo, en nuestras relaciones familiares, pero, repentinamente, notamos que no van tan bien. ¡No sean como el Cruz Azul! Es gracioso, pero hay una enseñanza en el partido mencionado. Aplica para cualquier competencia o búsqueda de una meta. Te dejaré con una reflexión. Piensa qué área de tu vida puede estar afectada por ese síndrome, ya sea económica, familiar, laboral, entre otras. Apúntala y que te quede bien clara.
No permitas que el síndrome del «ya la hice» te impida ganar, triunfar o lograr las metas que deseas. Es importante que hagas un seguimiento de tus metas. Aunque notes que te falta poco para lograr algo, en todo momento debes dar el último estirón. ¿Recuerdas la frase «no se acaba hasta que se acaba»? Dice una gran verdad, ya que puedes perder todo lo que tienes en el último minuto.
Enfócate en avanzar. No digo que no descanses ni celebres tus logros. Yo quiero que lo hagas, pero que no dejes de avanzar. La relajación y la celebración deben ocurrir en el momento adecuado. Son muchos los casos de personas que acuden a mis conferencias motivacionales y me señalan que, en ocasiones, celebran una venta, pero al día siguiente se les cae porque no realizaron el pago.
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