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Una de las características principales que las personas emprendedoras solemos tener es que invertimos una gran cantidad de tiempo en la búsqueda y desarrollo de ideas, estrategias, realizando planes y, desde luego, en llevar a cabo nuestro trabajo principal, que es enfocarnos en nuestros objetivos, en las metas que nosotros mismos nos hemos impuesto y que consumen alrededor del 80% de nuestro tiempo disponible.

Al menos de esta forma es como los conferencistas profesionales sugerimos que se administre el tiempo, pues en nuestra experiencia, entre más tiempo se dedica al logro de metas y objetivos, las probabilidades de éxito incrementan considerablemente, pero al mismo tiempo siempre recordamos que es necesario dedicar una parte de nuestro tiempo también a proyectos alternos, a la familia y el descanso, pues no todo es trabajo.

Y entre los aspectos a los que más tiempo debemos dedicar se encuentra nuestra salud, pues tener un buen estado de salud es fundamental para que podamos realizar cualquier tarea, alcanzar nuestras metas y disfrutar de los beneficios del éxito.

Sin embargo, desafortunadamente, es común que muchos de nosotros, muchos emprendedores, nos enfoquemos tanto en el logro de nuestras metas, en trabajar y esforzarnos al máximo de nuestras capacidades que llegamos a descuidar bastante nuestra salud, lo que a veces puede acarrear problemas serios y complicados que no solo nos afectan en cuestiones físicas, sino también afectan a nuestra familia y nos impiden tener un desempeño ideal, lo que se refleja en un retraso de nuestros planes de desarrollo y crecimiento en nuestro negocio.

Yo mismo soy un ejemplo de ello, pues al inicio de mi carrera como coach, mis metas y ambiciones fueron tan grandes y deseaba con gran fuerza ser uno de los mejores conferencistas motivacionales y empresariales que todo mi tiempo, mis fuerzas y mi dedicación estaban enfocados por completo en ser productivo, en trabajar, en generar ventas, por lo tanto, pasaba prácticamente el día entero trabajando en hacer realidad mi sueño de apoyar y ayudar a otras personas a lograr sus metas y sueños.

Para lograr esto desarrollé una rutina bastante exigente de trabajo que iniciaba a las 8:00 horas y terminaba después de las 21:00 horas. Desde luego, mi trabajo me apasionaba tanto que no le daba mucha importancia a cuestiones fundamentales como mi salud, no comía en los horarios adecuados, no acudía al médico cuando tenía alguna molestia y mucho menos realizaba actividades físicas ni ejercicio.

Como era de esperarse, no pasó mucho tiempo para que este estilo de vida comenzara a causar estragos en mí, pues mientras comenzaba a tener el éxito que deseaba en mi trabajo y a lograr resultados increíbles, en cuestiones físicas y de salud, los resultados eran totalmente contrarios, bastante negativos y eventualmente comenzaron también a afectarme en el ámbito laboral.

Llegó un momento en el que no tenía las energías suficientes para completar mi rutina de trabajo, no tenía fuerza, estaba constantemente cansado y somnoliento, lo cual se debía a la excesiva carga de trabajo que yo mismo me impuse, a la alimentación desequilibrada que llevaba, a mis pocas horas de sueño y a la falta de actividades que me ayudaran a relajarme, entre las que se encuentra el ejercicio.

Por supuesto, cuando acudí al médico y éste me sugirió darme el tiempo suficiente durante el día para descansar, relajarme, comer y hacer un poco de ejercicio, mi respuesta fue que no tenía tiempo para ello, que debía trabajar y cuando intenté tomar una hora de mi tiempo para ello, me sentí inútil, sentí que desperdiciaba el tiempo y que dejaba de ser productivo.

Sin embargo, en un punto determinado recordé que como parte de mi trabajo de preparación y entrenamiento para convertirme en uno de los mejores conferencistas tuve que leer bastantes libros sobre superación personal, motivación y el camino del emprendedor, y en prácticamente todos ellos se habla de la gran importancia que tiene la relajación, el ejercicio, el descanso y sobre todo la salud para cualquier persona, pues aunque no lo parece, este tipo de actividades también ayudan bastante a la persona en cuestiones de productividad.

Puede parecer ilógico e incluso irrelevante, pero lo cierto es que descansar, relajarse, pasar tiempo con la familia, hacer ejercicio y cuidar nuestro estado de salud, nos hace sentirnos mejor, nos dota de tranquilidad, serenidad, paz y nos da la energía necesaria para realizar nuestras actividades diarias sin sentir cansancio, hambre, malestar o cualquier tipo de inconveniente físico.

En mi caso, me bastó con organizar mi agenda diaria y darme tiempo suficiente para hacer ejercicio, comer y acudir de vez en cuando al médico a chequeos rutinarios. En las primeras semanas, el cambio ya era notorio, me sentía mucho mejor a lo largo del día, realizaba mis actividades sin inconvenientes, mejoró mi nivel de productividad, la claridad mental con la que realizaba mis tareas e incluso mi estado de ánimo también mejoró.

Desde entonces, mi rutina diaria no se limita a mis actividades laborales, pues he entendido que para alcanzar el éxito uno de los aspectos fundamentales es contar con un buen estado de salud, y es por ello que me preocupo por realizar actividades que me mantengan sano y fuerte, para así poder alcanzar mis metas. Actualmente todos los días me doy un tiempo para hacer un poco de ejercicio, comer adecuadamente, visito al médico de forma regular y paso tiempo de calidad con mi familia, pues esto me ayuda a enfocarme al 100% en mi trabajo cuando estoy en una conferencia o curso y a obtener los mejores resultados.

Y es precisamente por todo esto que, como uno de los mejores conferencistas motivacionales, siempre sugiero y recomiendo encarecidamente a mis clientes que ellos también se den un tiempo para relajarse, ejercitarse y descansar, de manera que esto les ayude a tener siempre la energía suficiente para trabajar de la mejor manera y alcanzar sus metas, ya que los beneficios son considerables: menos estrés, mayor energía, creatividad, lucidez, motivación, seguridad y, sobre todo, mayor probabilidad de éxito.

En pocas palabras, la salud es uno de los activos personales más importantes para el emprendedor, pues sin salud no se puede realizar ninguna tarea correctamente y mucho menos es posible alcanzar el éxito. Recuerda que te mereces lo mejor y lo mejor es tener salud, éxito y felicidad.

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