Cuanto te encuentras a cargo de un grupo de trabajo, se ponen a prueba las habilidades de liderazgo que posees: toma de decisiones, trabajo en equipo, manejo de conflictos, cumplimiento de resultados, etc. Cada uno de ellos enfocados al cumplimiento de metas, y para ello el liderazgo es esencia, el cual vas desarrollando de acuerdo a experiencias y en otras ocasiones con la ayuda de conferencistas expertos en la materia.
El liderazgo es una figura que se ve en cualquier ámbito: social, religioso y laboral; la característica de las personas que cuentan con este perfil son aquellas que reúnen cierto grado de habilidades, destrezas y capacidades para poder influir en un grupo de personas, orientándolas a un fin común ya establecido; pero dentro del mismo liderazgo existen particularidades capaces de diferenciar un buen liderazgo de un mal liderazgo, ¿no es así?
Tan solo mira el entorno en el cual te desenvuelves diariamente: en tu colonia siempre existe una persona que se destaca por la habilidad para congeniar con los vecinos, o aquella que tiene la capacidad para poder organizar a toda la colonia para realizar alguna actividad; ahora piensa de qué manera tú influyes en dicho lugar; tal vez seas esa persona a la cual siempre recurren cuando se necesita realizar alguna reunión urgente o tal vez aquella que siempre propone ideas de mejora y seguridad.
Si quieres un ejemplo más claro, piensa en aquellas personas que sin tener un cargo político son de gran influencia para la sociedad, por ejemplo, Juan Pablo II, quien fue una persona que al estar a cargo de un mando sacerdotal, a nivel mundial cumplía con algunas características de un líder: congeniaba con la gente, tenía grandes ideas que impulsaban a la solidaridad, realizaba actividades encaminadas al cuidado de la población infantil y como resultado, la población lo consideró como un sumo pontífice lleno de caridad y afecto hacia la humanidad.
Este tipo de personas no precisan de poseer grandes cantidades económicas, ni de tener cargos importantes, sino que tienen la habilidad nata de influir sobre un grupo determinado. Ahora, piensa en el lugar donde trabajas, siempre existe esa persona que sin ser un jefe, motiva a todo un equipo a trabajar de manera segura y con los mejores estándares de calidad.
Inclusive está aquella que a pesar de la carga de trabajo, es capaz de crear un clima laboral agradable haciendo que el resto se sienta seguro; en este sector es donde quizá te puedas sentir mejor identificado, ya que pasas mitad de tu día conviviendo con personas con diferentes temperamentos y formas de trabajar, así que piensa en cómo influyes en ese equipo, de buena forma o por el contrario, tus actitudes en determinados momentos no son las idóneas.
Las actitudes que tomas durante tu jornada laboral siempre tienen un impacto, es decir, tienes la capacidad de influir de manera positiva o negativa en tus compañeros, ¿cómo?, cuando te encuentras de mal humor se nota en tu rostro, en la forma en contestar o en cómo realizas tu trabajo y aunque no lo creas, eso es tan perceptible que podrías ocasionar tensión en el grupo.
Por el contrario, si te encuentras con un ánimo lleno de entusiasmo, éste también se refleja en tu actuar y esto motiva a que los demás traten de estar de la misma manera. Tu desempeño se ve reflejado de tal manera que tu jefe es capaz de identificar a aquellas personas del equipo que son pilares esenciales para poder mejorar el trabajo, por ello, la importancia de saber que tu actuar siempre esté enfocado a obtener resultados positivos.
Ahora piensa en cómo un jefe debe comportarse, un líder y con el cargo que lo abale como tal, tiene más responsabilidades; si tú te encuentras dentro de un cargo donde tengas a personal al cual guiar, te darás cuenta de que todas las decisiones que tomes tendrán un efecto inmediato en ellos, las metas que debes cumplir dependerán de tu liderazgo.
Aunque es una gran responsabilidad, tener personal a tu cargo no debe ser un problema, por el contrario, deberás asumirlo como reto donde te demostrarás de lo que eres capaz de hacer. Es por ello que empresas a cualquier nivel optan por contratar a conferencistas, es decir, personal calificado que te pueda brindar herramientas, técnicas y estrategias donde tu capacidad de liderazgo esté enfocada hacia la obtención de resultados favorables.
Los conferencistas no son sinónimos de que careces de habilidades o de liderazgo, por el contrario, si recurres a su orientación, conocerás tu perfil, sabrás en qué nivel de liderazgo te encuentras y las áreas de oportunidad en las cuales tendrás que trabajar; muchas veces se piensa que contratar este tipo de servicios es el último recurso ante un problema, sin embargo, no precisamente es por esa razón.
Recuerda que para mantener un negocio con excelentes resultados es necesario tener a personal calificado, comprometido, manteniendo una capacitación continua en toda su plantilla organizacional; por ello, los conferencistas tienen amplio conocimiento sobre temas como el liderazgo, autoestima etc. Todos ellos con la finalidad de ayudar a aquellas personas u organizaciones que tengan como objetivo mejorar sus áreas de trabajo y por qué no trabajar con ellos mismos.
Sabrás que eres un buen líder cuando tus ganas de aprender sean constantes, cuando sepas manejar conflictos a través del diálogo y de mantenerte atento a las retroalimentaciones que tus compañeros puedan aportar, asimismo conocerás tus alcances y establecerás metas que sean favorables para todos. Por ello, Ricardo Garzamont es la mejor opción, es un conferencista que se especializa en dar conferencias, talleres y seminarios enfocados a aquellas personas que buscan hacer cambios en su entorno.
Con él aprenderás las mejores formas de cambiar tu percepción ante la vida, conocerás cómo manejarte en tu trabajo y cómo ser un agente de cambio y seas un ejemplo dentro del entorno en el cual te desenvuelves todos los días. Te invitamos que visites su página y conozcas toda la experiencia con la que cuenta y te aseguramos que no te arrepentirás, atrévete a cambiar.