Hay siempre algo antes de una meta que de no existir difícilmente lograras tus metas. Soy Ricardo Garzamont, uno de los conferencistas más reconocidos en el país y uno de los temas que veo en mis conferencias es lo que debe haber antes de alcanzar una meta.
¡No confundas tus metas con tus razones para lograrlas!
Te contaré un suceso que ocurrió en junio del 2016 y que me dejó impactado. Una casa fue envuelta en llamas y afuera había muchas personas con la esperanza de que llegaran los bomberos. Una camioneta apareció de repente de la que bajó un hombre que corrió desesperado al interior. Los testigos mencionan que entró sin pensarlo y con un enfoque y seguridad impresionantes. Salió minutos después con los brazos quemados y se percató de que su hija estaba afuera y a salvo.
La razón por la que llegó desesperado es porque pensaba que su hija se encontraba adentro. Se arrojó sin preguntar a las llamas con la seguridad de que podía rescatarla. Al salir frustrado y quemado la gente le preguntó sobre la razón por la que corrió el riesgo. Su respuesta fue sencilla pero impactante: «porque creí que ahí estaba mi hija».
¿Por qué te cuento esta historia que suelo compartir en mis conferencias motivacionales en Monterrey? Porque quiero que te percates que detrás de una meta debe haber algo que te impulse a dirigirte hacia ella. En toda tu vida has tenido sueños y definido metas. ¿Pero realmente te has puesto a pensar qué hay detrás de ellos? ¿Qué es lo que realmente buscas? Lo que nos mueve no son las metas sino las razones y convicciones por las que queremos alcanzarlas.
Si eres dueño de negocios o emprendedor quizá me digas «¡Ricardo! ¡Haré crecer mi negocio porque quiero tener mucho dinero!». Lo que veo detrás es que no te das cuenta de las verdaderas razones que hay detrás de esa meta. Puede permanecer en tu cabeza, camuflarse y hacerse pasar por una razón, sin embargo, tienes que explorarte para descubrir el motivo de tus acciones y para definirla con detalle.
¿Planeas ir al cine? ¿Irás solo para ver la película de estreno o por qué quieres compartir un momento con tus seres queridos? ¿Quieres hacer crecer tu negocio o lograr ventas impresionantes? ¿Por el dinero? ¿Qué te da ese papelito? Responderás con seguridad: «me hace sentir tranquilo y convencido de que podré darle lo mejor a mis hijos». ¡Perfecto! Encontraste la razón que te mueve hacia esa meta. No es directamente el dinero lo que buscas sino lo que puedes hacer con él y a cada quién le produce algo distinto y las metas las realizan por razones diferentes.
El hombre del cual te platiqué no se detuvo ni titubeó en entrar a la casa en llamas porque creía que su hija corría peligro. Él era el dueño lo que reforzó sus sospechas de que su ser querido estaba adentro. Fue movido por una razón poderosa. Probablemente no quería meterse ni quemarse. Si le hubieran propuesto meterse a cambio de un millón de pesos quizá no lo hubiera hecho, pero tenía una razón que a pesar de poner en riesgo su vida le hizo actuar: su hija y el amor que siente por ella. Es una manera de entender que el que no arriesga no gana, que es necesario arrojarse sin temor a lo que pueda ocurrir.
¿Qué hay detrás de tus metas? ¿Conoces las razones que te impulsan a lograr lo que deseas? Si las desconoces necesitas hacer un alto y dedicar tiempo para encontrarlas. ¡Ojo! No son forzosamente familiares o seres queridos, puede haber muchas como el reconocimiento, la sensación de placer de lograr algo, pagar una deuda, etcétera. Inclusive es posible que te muevas por más de una. Haz una burbuja de tiempo y enfócate en encontrarlas pues llevarlas a tu consciencia te dará más fuerza para continuar.
Si tu razón no es lo suficientemente poderosa para que hagas lo imposible para alcanzar tus metas tal y como el señor se metió a su casa sin detenerse, entonces tu meta se quedará en tu imaginación. Los conferencistas suelen enseñar la importancia de los objetivos y omiten la de las convicciones. Cuando una razón se convierte en convicción puedes estar seguro de que nada te hará dudar del camino que transitas hacia tus sueños. Tienes que creer sin titubeos en tus razones para lograr esa conversión. Si lo consigues nada ni nadie te detendrá.
Me dirás probablemente «¡Ricardo! En el pasado logré algunas metas sin conocer mis razones». Puedes convencerte de que fue así, sin embargo, te aseguro que las conoces de manera inconsciente. Si te pones a analizar te darás cuenta de que han estado ahí, actuando desde lo oscuro, impulsándote hacia tus objetivos. La finalidad de volverlas conscientes es tener más fuerzas para continuar el camino sin importar lo escarpado y difícil que sea.
La prueba de la barra
En algunas de las conferencias motivacionales para empresas que ofrezco doy un ejemplo claro con diversas preguntas para conocer la fuerza de las razones que hay detrás de diversas metas. Imagina que hay una barra a ras del suelo de diez metros de largo con 15 centímetros de ancho frente a ti. ¿La cruzarías por $10 dólares? Responderás seguramente: «Si Ricardo, la cruzo pues está a nivel de piso y no me ocurrirá nada». Imagina ahora que está elevada a cinco metros de altura. ¿La cruzarías o no? Responderás: «no vale la pena».
Si en vez de $10 te ofrezco $1,000 dólares quizá me digas: «me daré un buen golpe, pero lo vale». ¿Qué ocurriría si subo la barra a la altura de uno de los edificios más altos de Nueva York y te pido que cruces de uno al otro por la misma cantidad? ¿Te arriesgarías? Responderás con seguridad «¡Estás loco Ricardo! No lo haría porque si me caigo tendré que decir adiós al millón de dólares y a mi propia vida».
Si te mencionó que del otro lado está la persona a la que más amas y está muriendo y puedes salvarla con una medicina en tu bolsillo, ¿te arriesgarías? Tu respuesta será sin duda: «por supuesto que lo haría». Tienes que cambiar el significado de riesgo por uno que sea positivo. A ello me refiero al mencionar que las convicciones nos mueven, nos incitan hacer lo necesario para lograr lo que queremos, por ejemplo, levantarnos temprano, enfocarnos mejor, dormir tarde, etcétera. Pero si ellas son débiles, flojas y vagas, en cualquier momento que ocurra algo difícil desistirás. ¡No quiero que desistas!
Te pido que al terminar de leer escribas las convicciones que te impulsan hacia tus metas y al terminar te concentres en lograrlas. Te aseguro que tenerlas en mente te dará la fuerza suficiente para continuar.
Soy Ricardo Garzamont, uno de los conferencistas más comprometidos con su audiencia. Si deseas conocer más detalles sobre mis servicios marca al +52 (81) 8220 9206. Si te gustó, te invito a que la compartas para que otros reciban mi ayuda. ¡No vemos pronto! Mientras tanto vive, sueña, realiza. Te mereces lo mejor.